Los áridos son materias primas minerales
extraídas de la tierra para ser utilizadas, después
de procesos de trituración y clasificación, en diferentes
y muy diversos sectores industriales. Estos áridos se obtienen
mediante una intervención temporal sobre el medio natural
para el aprovechamiento de un recurso minero (recurso económico
de interés general) a través de la modificación
no substancial de la morfología del paisaje y de su posterior
restauración botánica. Una explotación de áridos
necesita, para instalarse, la existencia física del producto.
Los áridos son vitales para el desarrollo
de la economía urbana y industrial y representan más
del 50% de todos los recursos minerales consumidos en el pais.
La Recuperación de los terrenos explotados
es la última fase del proceso productivo. Todas las actividades
de los seres vivos modifican el medio ambiente y la minería,
por su propia esencia no es una excepción. Para extraer los
recursos naturales de la corteza terrestre es preciso alterarla.
Pero esta alteración está, en el caso de la minería,
controlada y regulada por una legislación pionera (más
antigua que la legislación medioambiental procedente de la
transposición de Directivas Europeas) que obliga a disponer
de un Proyecto de Restauración de los Terrenos aprobado por
la autoridad competente; a depositar un aval que garantice que ese
proyecto se realice y en la mayoría de los casos, a superar
un procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental.
Esto supone la integración del aspecto
medioambiental en el proceso minero desde su misma concepción.
A lo largo de las etapas de la actividad y al
finalizar esta, el objetivo es reacondicionar los terrenos de acuerdo
con unas directrices de calidad medioambiental para devolver el
área a su entorno.
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